El sistema previsional de la AFP, en la actualidad, ya no
admite ninguna discusión respecto de su fracaso y de la hecatombe que ha
significado para la clase obrera chilena (solo aquellos que se han enriquecido
y beneficiado de dicho modelo, como los dueños de las AFP y los grandes
empresarios y sus voceros políticos, se esmeran en defenderlo). Informes
internacionales, como los de la OCDE, informes de distintos economistas
nacionales y extranjeros, incluidos aquellos que en teoría son defensores
acérrimos de este modelo, como los miembros consejeros del Banco Central
Chileno, dan cuenta de esta realidad. La evidencia nos dice que bajo el modelo
actual, el 60% de los trabajadores que impone en este sistema alcanzaría una
pensión inferior a los $150.000.- al momento de su jubilación. De acuerdo a los
informes de la OCDE, la tasa de reemplazo bruta y sin quiebre en la carrera
llega al 34% para las mujeres y a un 44% para los hombres (es decir, el
porcentaje del sueldo con que se jubilan las personas). Este desolador panorama
para la clase de trabajadora chilena, hoy en día, ya se está manifestando,
siendo ejemplo de esto el hecho de que gran cantidad de personas que teniendo
más de 65 años y ya estando jubilada, aun sigue laborando para efectos de poder
subsistir, dada la evidente insuficiencia de las pensiones. La situación más
terrible se da en aquellos trabajadores de tercera edad ya jubilados, quienes a
pesar de su voluntad de seguir trabajando -dada la insuficiencia de su pensión y
consecuente necesidad de subsistencia-, están impedidos en vista de que no son
contratados atendidas sus edades o porque derechamente sus condiciones físicas
ya no se lo permiten. En tales circunstancias, solo la caridad familiar o de
terceros puede permitir que estos trabajadores chilenos no queden en una
situación de indigencia o de desamparo total.
En este contexto, la propuesta de la electa presidenta Bachelet
de crear una AFP de carácter estatal, como una supuesta solución para el desastroso
sistema previsional chileno, no viene a constituir más que un cambio cosmético
y una consolidación de un sistema fracasado, que no ha significado más que el
empobrecimiento de la vida de los pensionados chilenos. El análisis de los
especialistas en la materia e, incluso de aquellos defensores del sistema de
AFP (como la del Presidente de la Asociación Chilena de Seguridad, el
empresario Fernán Gazmuri), son claros en afirmar que el proyecto de AFP
Estatal no significa ningún cambio de fondo al sistema previsional, sino que
por el contrario, no implica otra cosa que su consolidación y legitimación. ¿Cuál
es el argumento para levantar el proyecto de AFP Estatal? El argumento
sostenido por sus propugnadores se basa en que una AFP Estatal cobraría una
tasa de comisión menor al resto de las AFPs, lo cual volvería más “competitivo”
el sistema. Sin embargo, la evidencia ya demostró que la baja en las tasas de
comisión que cobran la AFP no tienen incidencia en el resultado final sobre el
monto de las pensiones recibida por los trabajadores. En efecto, la “reforma”
al sistema previsional en el último gobierno de Bachelet, que permitió la
entrada al mercado de nuevas AFPs privadas, tuvo la consecuencia de que varias
de ellas bajaran sus tasas de comisión, como la AFP Modelo, que hoy en día
cobra en el mercado la menor tasa de comisión sobre los ingresos de los
trabajadores (0,77%), lo cual sin embargo, desde la perspectiva de la mejora de
las pensiones de los trabajadores ha tenido nulos efectos, y que por lo demás,
no ha afectado en ninguna medida la ganancia del resto de las otras AFPs. En
este sentido, la entrada de una eventual AFP Estatal no va a modificar en nada
la dinámica actual del sistema de pensiones de capitalización individual (por
otra parte, ni siquiera se puede garantizar que sus tasas de comisión serán más
bajas que las otras AFPs, teniendo en cuenta lo que ocurre con el Banco Estado
que funciona igual que los Bancos privados y que incluso ha llegado a cobrar
tasas elevadas e ilegales en las Cuentas de Ahorro de los usuarios) ¿Por qué el
proyecto de AFP Estatal no cambia la esencia de dicho modelo? Porque al igual que resto de las AFPs, su
funcionamiento debería ajustarse al Decreto Ley Nº 3500, el que fija los
lineamientos y reglas de este modelo. Es decir, debería estructurarse bajo un
modelo basado en la capitalización individual, la especulación e inversión
financiera. En este sentido, hay que tener absolutamente claro que el propósito
de la AFPs no son mejorar las pensiones de los trabajadores chilenos, sino que
su objetivo de fondo responde a capitalizar a las grandes empresas (desde esta
perspectiva, sin duda que ha sido “exitoso” el modelo, dado que los 10 más
grandes grupos empresariales chilenos se capitalizan en parte importante
gracias a las cotizaciones de los trabajadores, razón que explica porqué dicho
modelo cuenta con tanto defensores entre la elite social y económica y en el
mundo político), lo cual explica la substancia a la que responde el modelo y
las consecuencias que este ha tenido para los trabajadores. En efecto, bajo un
modelo de inversión y especulación financiera, las consecuencias de dicha
dinámica traen consigo las fluctuación y pérdidas constante de los fondos de
pensiones de los trabajadores, dado que están sujetos a los vaivenes del
mercado nacional e internacional (cuestión que bajo la severa crisis económica
financiera que afecta al mundo globalizado desde el año 2007, ha tenido
dramáticos efectos para los fondos de pensiones). Más aún, al estar regido bajo
una modalidad basada en la inversión y especulación financiera, los fondos de
pensiones quedan sujetos a la mera voluntad y manejo de los directorios de
accionistas de las empresas captadoras de estos fondos, cuestión que no
significa otra cosa, que los fondos de pensiones sean un simple valor de cambio
sujetos al mero capricho de dichos directorios (ejemplo emblemáticos de estos
manejos, lo constituyen casos como el de la empresa Polar o Soquimich, en el
que los directorios controlados por los grandes accionistas estafaron a los
minoritarios, contándose entre los estafados precisamente a los fondos de
pensiones).
De esta forma, se comprende que la AFP Estatal, bajo el
carácter del actual Estado pro empresarial chileno, de modo alguno va cambiar
la substancia del sistema de previsión chileno, por el contrario, no
significará otra cosa que la consolidación y validación de un sistema
previsional canalla. En efecto, la entrada de este Estado al negocio de la AFP
implica darle el visto bueno y la legitimación a un modelo que está en una
profunda crisis y que genera un abrumador rechazo por parte de los trabajador@s
chilenos. Su eventual creación, no significa otra cosa que encubrir la infamia
y la inmoralidad de un modelo basado en el robo legalizado de los ingresos de
los trabajadores para objeto de financiar a los grandes capitalistas, e
impedir, a su vez, una reforma estructural de dicho sistema. La solución
urgente e inmediata del sistema
previsional chileno pasa por la eliminación completa del sistema de AFPs y por
la creación de un sistema estatal de previsión basado en sistema de reparto
solidario basado en el aporte tripartito de empresarios, el Fisco y de los
trabajadores. Solo bajo dicha modalidad previsional se podrá devolver la
dignidad pérdida para la clase obrera y los pensionados del país.
Giuliano,
Abogado